viernes, 11 de mayo de 2018

1 de Mayo: regreso al Medievo

Anoche al llegar tuvimos que aparcar el coche al ladito del hotel, pero con el canal por medio con lo que nos tuvimos que dar un paseito para llegar. Como es lógico, al rato se pone a llover y vemos en el GPS del móvil que hay una autovía paralela a la carretera de mierda que llevamos así que nos vamos allá. Ahora mejor y en una horita estamos en Carcasonne.

Es una ciudad medieval dividida en dos; una de ellas es la ciudad moderna, aunque conserva muchas cosas de tiempos pasados y a través de un puente, sobre el río Aude, comandado por la Capilla de Nuestra Señora de la Santé, con gran enfoque compostelano, se va llegando a la parte vieja. Se sube una importante cuesta y se llega a las murallas. Una vez dentro, parece que estás dentro de Juego de Tronos; solo faltan eunucos y dragones. Y tiendecitas con todo tipo de camisetas, espadas, armaduras, caramelos… De todo lo que busques. Y llena de sitios para comer. Hay incluso un museo de torturas… Para comer, pruebo la típica Cassoulette de la zona, que está rica pero que a la noche tendrá fatídicas consecuencias… Es un guiso tipo fabada, pero no está igual de buena ni de coña, con salchicha y pato.



Pero lo más flipante es que han dejado que un artista, o eso dice llamarse, medio chalado, haya envuelto toda una cara de la muralla con un envoltorio amarillo lo que le da un aspecto estúpido pero muy post-moderno…


Hala, visto Carcasonne, bajamos la cuesta para volver al coche y poner dirección a Tolouse a ver lo que nos queda. La vuelta la hacemos por la autovía enteramente y no tardamos ni un suspiro. Nos dirigimos de nuevo hacia el rio Garona para ver las placitas interesantes que tiene: la Dorada, que es el antiguo embarcadero o puerto de la ciudad, y la de Saint Pierre, muy cerca del Pont Neuf y con varios sitios para comer y poder tomar una cerveza. Parece que el tiempo nos respeta la tarde y aprovechamos también para cruzar el rio y dar una vuelta por la orilla para que una vez hayamos terminado, volver al centro a perdernos de nuevo por sus calles. Nos cruzamos con una iglesia con pinta de muy antigua pero que está cerrada y no indica ni el nombre ni nada.



Para cenar, hoy apetece galette: es como una crepe de toda la vida y la única diferencia es que está enrollada de otra manera y es salada. Las Crepes suelen ser dulces. Probamos la de queso Brie, la de jamón, Nutella… Ricas, muy ricas. Pagamos y nos volvemos al rio a ver una de las mejores atracciones que tiene la ciudad: la iluminación del río y de la ciudad. Volvemos a la plaza Saint Pierre y el espectáculo merece la pena: aparte de los puentes están iluminados casi todos los edificios de las orillas del río formando un espectáculo que merece la pena a todas luces J. Para colmar la noche, un franchute que juega en Madrid le ha clavado dos goles al Bayern… ¡¡¡¡¡Los hermanos se deshacen de gusto!!!! Que sufrimiento.



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